«Los argentinos hemos tenido una serie de problemas para construir nuestra identidad: en primer lugar, hemos sido el experimento más grande del mundo en fusión de razas del siglo XIX. En ninguna parte del mundo ha habido una situación donde la mitad de la población ha sido extranjera, incorporada y absorbida como pasó en la Argentina.
El esfuerzo que hizo la Argentina para asimilar a la inmigración, para hacerla similar a sí, fue enorme. Esto llevó a perder un tiempo importante para saber quienes somos, y tal vez nos dio cierta hibridez. Pero como dice Pasteur: “de la contaminación y la hibridez nace la vida”. La endogamia mata a las sociedades. En este momento seguimos con la idea que somos más europeos que americanos.
Somos el país con mayor cantidad de ensayos de identidad nacional porque somos inseguros, nos preocupamos por escribir sobre nosotros mismos. Puede ser que sea un rasgo narcisista, pero al mismo tiempo esa inseguridad se manifiesta en que viene cualquier extranjero, llega a Ezeiza y ya uno le pregunta ¿Qué piensa de los argentinos?. Estamos esperando que nos digan que somos perfectos.»