“Este es un llamado que me hago a mi misma, y a todos los padres. Que descubramos, cuidadosamente, de manera esmerada, con precisión de órfebre todos los aspectos positivos de la personalidad del chico que está frente a nosotros para que nosotros lo eduquemos. Probablemente, es un trabajo que exige tiempo, exige atención, exige silencio, exige reflexión, pero no va a ser sin frutos. Por eso hay que esmerar esta capacidad de mirada interior, también de empatía, de sensibilidad como ellos sienten. Uno podría empezar esta búsqueda para el reconocimiento adecuado, con la pregunta ¿cuál es su don? Sé que tiene uno, en qué está haciendo bien las cosas, en cuáles aspectos espontáneos de su personalidad aparecen rasgos que son buenos para su crecimiento. Yo les aseguro, creo que puedo asegurarlo en un 100% que vamos a descubrir siempre algo”.